Nunca
escuché a nadie asesinar un poema con tanta sangre fría.
Cierto
que eres de hielo: tienes ojos de golondrina
y
en los labios llevas impresa una mentira.
Está claro: la tapia del cementerio es sorda
aunque
en la primavera la bese la hiedra.
Beber
vodka a estas horas del día no pude ser bueno.
“Poema
140”
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