lunes, 28 de abril de 2014

Dama

Dama vanidosa y soberbia,
de casta rancia y orgullosa,
tienes del junco la gracia
y la apariencia de la rosa.

Rosa de Alejandría,
con pétalos de viento y arena,
conjugas fragancia y espinas
¡OH, caprichosa  veleta!.

Veleta, que ayer,
los vientos bebía por mí:
en oso de trapo, y cobija,
sin querer, me convertí.

Convertí mis palabras
en reproche y anatema.
¿qué ofensa te proferí,
que al olvido me condenas?

Me condenas como al preso
al que niegas agua y luz,
como al humilde carpintero
que un día subió a la cruz.

Cruz, la que llevo contigo,
pues tus cambios de humor ya no entiendo.
Pongo al cielo por testigo,
y por destierro...¡Al infierno!



“Dama”
(Trazos del Corazón)


“Para Ana María Fornells,

 flor de la canela
 y luz del Paraguay”




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