miércoles, 30 de abril de 2014

Bagdad

La cordura está en paro.
La esperanza proscrita, agoniza en el umbral de la locura.
Vacío... ya sólo queda un atroz y sórdido vacío,
en donde las almas no hallan eco en el que gritar su amargura.
El terror se amamanta con rabia de las ubres de la vida, desecándola sin piedad.
Los Arcángeles  irreverentes  vomitan las moscas del odio, que revolotean por un paisaje fétido despojado de humanidad.
La muerte, con regocijo, clava sus garras en las entrañas de la tierra,
propagando el caos y la desolación entre los cuerpos ensangrentados que se hacinan sobre las ruinas de la ciudad.
En las calles de Bagdad los jinetes del Apocalipsis vuelven a cabalgar


“Bagdad” 
(Retales de intimidad)

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