No quiero ser poeta, señores,
para adorarla a la luz de la luna
para beber de sus labios traidores,
para llorarla cual niño en la cuna.
No quiero ser poeta, madre,
para cantarle a la noche mis penas,
para pedirle a la parca que labre,
un surco de muerte en mis venas.
No quiero ser poeta, mi dueña,
para que un día, abatida y sola,
te diga una joven trigueña,
que vio de mi pecho, brotar amapolas.
Quiero ser el poeta, señores,
que arda cual brasa en su pecho,
que torne sus penas en flores,
que ocupe un lugar en su lecho.
Quiero ser el poeta, madre,
que al amanecer su alegría canta,
y pedirle a mi amada que labre,
mágicos surcos de amor y esperanza.
Quiero ser el poeta, mi dueña,
que regresa al hogar risueño,
y entre tus cálidos brazos sueña,
que eres, mi amada, un sueño.
Del poemario "Trazos del corazón"
De Jordi Poblet
No hay comentarios:
Publicar un comentario