viernes, 12 de octubre de 2012

“De tinta y absenta”



El dragón del tintero me observa con ojos de fuego.
Es como una fotografía encarcelada en el espacio vacío en el que se difumina la razón….
Yo, soy como un púgil de humo que afronta un combate cuerpo a cuerpo, hasta el último aliento, dejando escapar la vida entre las cuerdas del cuadrilátero de lo cotidiano.
El sonido del gong marcan ya la hora de los enanos. Estos, como censores desbocados, tras devorar letra tras letra hasta el último de mis poemas, se ocultan entre las sombras.
Sus risas se multiplican en el silencio taladrando mis oídos, son como el estertor agonizante de una marsopa varada en la playa de la insatisfacción.
Me despierta el zumbido del asesino de sueños. Mis dedos entumecidos se desperezan, desprendiéndose lentamente de la corteza de apatía literaria que los embarga…
Tímidamente dibujan un trazo impersonal sobre un papel.
En él ya se adivinan los primeros versos. Son como la epístola de un predicador de lacerada conciencia, escrita entre absenta y putas en un antro de sueños pagados.
El flujo de la poesía vuelve a discurrir por mis venas. Afortunadamente los enanos no han crecido. El dragón ya no se me antoja tan fiero.


"De tinta y absenta"
(Retales de intimidad)

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