El lenguaje del abandono me ha
reservado
el papel de Edipo expatriado,
algo así como un demonio benevolente
que, atrapado en su ceguera,
se inventa la mórbida languidez
que presta a tu figura;
A esa figura minuciosamente
esculpida en el recuerdo
como una Antígona emergente
entre el polvo del olvido
y la hiriente ficción de lo irreal.
Tú has sido creada de la misma
materia
incombustible
de los dioses indolentes...
como una alternativa a la
soledad.
“Edipo y Antígona”
(El lenguaje de la soledad)
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